OBESIDAD. NO REGALES VIDEOJUEGOS, REGALA ENTRENAMIENTO

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En 2008, 1.400 millones de adultos tenían sobrepeso y, de éstos, aproximadamente 500 millones de hombres y mujeres sufren obesidad.

Pero este no es un problema que afecte solo a adultos, ya que en 2010, alrededor de 40 millones de niños menores de 5 años tenían sobrepeso (OMS, 2012a), de los que cerca de 35 millones viven en países en desarrollo (de Onis, Blössner&Borghi, 2010).

Si vemos estos datos en porcentajes son todavía más alarmantes. En concreto, la prevalencia global de sobrepeso y obesidad en niños de 0 a 5 años en 1990 era de 4,2%, en 2010 de 6,7% y la OMS estimó que en 2020 sería del 9,1%. En España, según los datos del estudio Aladino realizado en 2010 y 2011 la prevalencia de obesidad era del 18,3%.

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La obesidad infantil es uno de los problemas de salud pública más graves del siglo XXI.

La prevalencia de sobrepeso y obesidad infantil ha aumentado a un ritmo alarmante a nivel mundial en los últimos años, no sólo en Estados Unidos y países desarrollados, sino en el mundo entero (Fajardo, 2012). Como consecuencia de ello, el sobrepeso y la obesidad son consideradas una “epidemia global”, siendo el quinto factor principal de riesgo de defunción del mundo (Caprio&Genel, 2005; [OMS], 2012a). Esto ha llevado a que se declare a la obesidad como una enfermedad crónica no trasmisible y la cual, en multitud de ocasiones, se inicia en la niñez y la adolescencia.

Todos conocemos, en mayor o menor medida, cómo afecta la obesidad a la salud de los adultos, pero debemos saber que también en población infantil y adolescente, el padecimiento de obesidad se asocia con la presencia de diversos factores de riesgo de otras enfermedades, como pre-diabetes, diabetes tipo 2, hipertensión, peor situación antioxidante o incluso trastornos del sueño y puede afectar al bienestar psicológico del niño o niña y a sus relaciones sociales.

¿Pero a quién afecta más esta enfermedad?

Entre otros resultados del estudio enKid se determinó que tanto la obesidad como el sobrepeso son más frecuentes en niños (15,6%) que en niñas (12%). Y, por edades, los jóvenes de 6 a 13 años presentan los valores más elevados de obesidad. Entre los factores asociados con el exceso de peso debemos destacar: los bajos ingresos familiares, que los progenitores fueran fumadores, que el niño o niña no desayunase habitualmente, que durmiese menos de 8 horas al día o que dispusiera de medios de ocio pasivo en su propia habitación, así como que las instalaciones deportivas estuvieran lejos del domicilio familiar.

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De acuerdo a la puntuación total del cuestionario INTA, es claro el predominio en los escolares del estudio de un bajo grado de AF semanal (65,5% reportan nivel entre regular e insuficiente), con un claro dominio de patrones sedentarios de vida (más horas frente a aparatos electrónicos y baja frecuencia de AF); los resultados coinciden con lo reportado en la literatura que afirma que el estilo de vida occidental, se caracteriza por sedentarismo, termo-neutralidad y excesiva oferta alimentaria (Hernández, 2010)

Estudios han demostrado que el sobrepeso infantil está asociado con retraso en el desarrollo motor, como el realizado por Slining, en el que se concluye que el sobrepeso y la grasa subcutánea elevada en pediatría, se asocian con retraso en el desarrollo motor infantil, (Slining, 2010)

 

¿Cómo podemos evitarla?

El sobrepeso, la obesidad y las enfermedades conexas son en gran medida prevenibles. Por consiguiente hay que dar una gran prioridad a la prevención de la obesidad infantil. Al contrario de la mayoría de adultos, los niños y adolescentes no pueden elegir el entorno en el que viven ni los alimentos que consumen. Asimismo, tienen una capacidad limitada para comprender las consecuencias de su comportamiento en su futuro. Por consiguiente, necesitan una atención especial en la lucha contra la epidemia de obesidad (OMS, 2012a).

La OMS indica que los niños en edad escolar deben realizar 60 minutos o más de actividad física de intensidad moderada a vigorosa diariamente. También aclara que el tiempo superior a 60 minutos diarios reportará un beneficio aún mayor para la salud. Solo el 66% de los escolares está inscrito a algún club deportivo o clases particulares deportivas (Aladino, 2013). Estos datos son alarmantes en una población que está en su etapa óptima para el desarrollo motor.

La AF es fundamental en el mantenimiento de la salud corporal, su disminución o ausencia es un determinante del sobrepeso y obesidad. Los hábitos de vida sedentarios en niños y adolescentes tienden a perpetuarse en la edad adulta y los convierte en un factor de riesgo para enfermedades cardiovasculares. La AF además, aporta beneficio psicológico y social y ayuda en el desarrollo óseo. Por todo esto, es importante hacer una adecuada valoración del nivel de AF y de la condición física del escolar (OPS, 2005). Apuntar a nuestros hijos a actividades extra-escolares y que practiquen algún deporte son sencillos consejos para evitar esta enfermedad, ayudando a crear una adhesión a la actividad física para su edad adulta.

Por estas razones es fundamental enseñar a los niños desde edades tempranas la importancia que tienen el deporte y la alimentación en el mantenimiento de la salud.

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Aunque los términos alimentación y nutrición se utilizan frecuentemente como sinónimos, hay que recordar que son vocablos con significados muy diferentes:

Se entiende por nutrición, el conjunto de procesos por los cuales el ser humano recibe, transforma y utiliza las sustancias necesarias para desarrollar y mantener la vida (Fernández- Creuhet& Pinedo, 1998). Por tanto, la nutrición hace referencia a los nutrientes que componen los alimentos.

Por el contrario, la alimentación es el conjunto de actos voluntarios y conscientes dirigidos a la elección, modificación, preparación e ingesta de los alimentos, por lo cual varía según la cultura, los hábitos y el entorno (Carrillo, 2009).

Actualmente, el ocio, durante la etapa infantil, cada vez se hace más sedentario. Los avances tecnológicos y en el transporte han disminuido la necesidad del ejercicio físico en las actividades de la vida diaria y es difícil imaginar que esta tendencia no vaya a continuar en el futuro. A esto hay que añadir un entorno urbanístico poco favorable a la práctica de actividad física.

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Creo que es el momento de hacer reflexión y decidir qué tipo de vida queremos para nuestros hijos, si seguir favoreciendo una forma de vida sedentaria o practicar más deporte al aire libre como cuando nuestra generación salía con el balón bajo el brazo a jugar en la plaza con los amigos. ¿Cual elijes tú? Yo ya voy a por mi viejo balón, seguro que está junto a los patines, la comba, las risas, los buenos recuerdos y la felicidad.

 

Artículo escrito por Ernesto Chao García, Entrenador personal en Ensa Sport

 

Bibliografía:

Caprio, S., & Genel, M. (2005). Enfrentarse a la epidemia de obesidad infantil. Pediatrics, 59(2), 22. Recuperado de

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Carrillo, B. (2009). La alimentación infantil. Importancia de una educación alimenticia desde la escuela en los primeros años de vida. Innovación y experiencias educativas, Nº15, 1-8. Recuperado de

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de Onis M., Blossner M, Borghi E. Global prevalence and trends of overweight

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Estudio ALADINO: Estudio de Vigilancia del Crecimiento, Alimentación, Actividad Física, Desarrollo Infantil y Obesidad en España 2011. Madrid: Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, 2013.

 

Fajardo,BE. (2012). Obesidad infantil: otro problema de malnutrición. Revista Med, 20, (1), 6-8.

 

Fernández-Creuhet, J., & Pinedo, A. (1998). Alimentación, nutrición y salud pública. Barcelona:Salvat.

 

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Roldan,E. Paz, A. relación de sobrepeso y obesidad con nivel de actividad física, condición física, perfil psicomotor y rendimiento escolar en población infantil (8 a 12 años) de Popayan. (2013) Mov.cient.Vol.7 (1): 71-84

 

Slining, M. Benjamin, S. Cradok, A. Walker, E. Gilman, M. (2006). Obesity prevention in child

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Soledad Reverte García, Análisis de hábitos de alimentación y actividad física en educación infantil. Propuesta educativa para prevenir la obesidad infantil en alumnos de 5-6 años. Trabajo fin de grado. 2013