MOVEMBER CON M DE ¡MUEVETE!

No existe una mejor forma de concienciar a la población de ciertos problemas de salud que hablar de una de las armas más poderosas que tenemos, el ejercicio físico.

 

 

Este año cumple 18 años el movimiento “Movember”, el cuál nació por un grupo de amigos que se dejaron bigote para apoyar a un compañero que había sido diagnosticado con cáncer de próstata. Desde el 2003 este movimiento ha ido cogiendo fuerza y concienciando al mundo de problemas de salud masculino, y recaudando dinero para la investigación del cáncer de próstata, de testículos, entre otros.

 

Una de las vías de investigación más prometedoras es la utilización del ejercicio físico, tanto en la prevención, tratamiento y rehabilitación de multitud de tipos de cáncer. De hecho en esta investigación en concreto (Ballon-Landa & Parsons, 2018) hablan de como un cambio en el estilo de vida protagonizado por ejercicio y la nutrición, pueden ser una herramienta eficaz tanto en atención primaria (carácter preventivo) como terciaria (reducción de la progresión de la enfermedad y la sintomatología) frente al cáncer de próstata, concretamente un aumento del ejercicio físico acompañado de una dieta alta en vegetales y baja en carne puede ser una estrategia eficaz en esta patología.

 

¿Qué otros tratamientos existen? Pues gracias a la investigación médica tenemos varios tratamientos en función del tipo de cáncer y de la localización y tamaño del tumor o tumores. Los más convencionales son la cirugía, la radioterapia y la quimioterapia aunque también se puede ver los tratamientos hormonales, todos ellos con algunos efectos secundarios que pueden ser bastante severos, con alteraciones en prácticamente en todos los sistemas,  cambios en la composición corporal (como la perdida de masa ósea y masa muscular, donde el ejercicio puede intervenir) además de aumentar el riesgo de sufrir accidentes cardio y cerebrovasculares, sin olvidar el aumento de la fatiga que puede tener una gran repercusión en la calidad de vida de los pacientes.

 

Pero esto del ejercicio físico y del cáncer no es nada nuevo, de hecho, los primeros experimentos en roedores datan de 1938 pero no es hasta alrededor de 1980 cuando se hace la primera intervención con ejercicio en pacientes con cáncer de mama durante la quimioterapia que marco el comienzo de esta línea de investigación que se centro en el papel del ejercicio frente a la fatiga inducida por el cáncer y sus tratamientos.

 

No es hasta finales del siglo pasado donde en un estudio (Dimeo et al., 1997) demostraron que el ejercicio aeróbico durante la hospitalización frenaba los efectos adversos de la quimioterapia. Pero desde entonces no ha sido el único gran descubrimiento, también se ha comprobado que la intervención con entrenamiento de fuerza ayuda al cumplimiento del tratamiento con quimioterapia, aumentando la tolerancia a dicho tratamiento (Courneya et al., 2008)

Evolución de las publicaciones sobre ejercicio y cáncer. Christensen et al., 2018

 

Revisando toda la literatura sobre entrenamiento y cáncer, observamos que la intervención más típica es la de entrenamiento concurrente (entrenamiento de fuerza y cardiovascular) y el cáncer de mama la patología más estudiada ¿Qué variables se estudian? De todo tipo, desde relacionadas con la patología, hormonas, composición corporal, etc.

 

Resumen de las variables estudiadas. Christensen et al., 2018

 

A la conclusión que llega una de las ultimas revisiones sobre el tema es que existe una enorme evidencia sobre los múltiples beneficios del ejercicio en pacientes oncológicos, a través de múltiples mecanismos biológicos, que van desde la mejora de la fuerza y preservación de la masa muscular, hasta la mejora de la tolerancia del tratamiento. Por lo tanto, se hace necesario la inclusión de profesionales del ejercicio especializados en entrenamiento y cáncer en los servicios sanitarios públicos como existe en algunos países.

 

Bibliografía

– Ballon-Landa, E., & Parsons, J. K. (2018). Nutrition, physical activity, and lifestyle factors in prostate cancer prevention. Current opinion in urology28(1), 55-61.

 

– Christensen, J. F., Simonsen, C., & Hojman, P. (2011). Exercise training in cancer control and treatment. Comprehensive Physiology9(1), 165-205.

 

– Courneya KS, Booth CM, Gill S, O’Brien P, Vardy J, Friedenreich CM, Au HJ, Brundage MD, Tu D, Dhillon H, Meyer RM. The Colon Health and Life-Long Exercise Change trial: A randomized trial of the National Cancer Institute of Canada Clinical Trials Group. Curr Oncol 15(6): 279-285, 2008.

 

– Dimeo F, Fetscher S, Lange W, Mertelsmann R, Keul J. Effects of aerobic exercise on the physical performance and incidence of treatment-related complications after high-dose chemotherapy. Blood 90(9): 3390-3394, 1997.

 

Rafael Tundidor
Rafael Tundidor Duque     Co-Director Técnico Ensa Sport